LA NAVAJA DE BOTIS. Fascículo 34, cuantificación de la carga externa sin potenciómetro V

En las últimas semanas has visto como no es necesario gastar dinero para poder llevar una programación mínimamente ordenada en tus entrenamientos, simplemente debes tener claros un par de conceptos, como eres lector de A NAVALLA tu ya los tienes, y jugar con la creatividad para que también sean más divertidos esos entrenamientos.

Ahora ya sólo nos queda cerrar el círculo para que podamos hablar propiamente de “programación”. Al igual que cuando programas un viaje tienes en cuenta los imprevistos del tráfico, obras o incluso posibles averías, programar una temporada de entrenamientos no está exento de sorpresas: enfermedades, lesiones, exceso de trabajo…

Como ya sabes el medidor de frecuencia cardíaca (FC) será el mejor aliado cuando trabajes a intensidades por debajo de tu umbral pero cuando los entrenamientos se ponen más serios, en nuestra lengua: cuando abre la electroválvula de tu “motor V-Tec”, es necesario poder acudir a medios de medición de carga externa. De esto te vengo hablando en los últimos 4 fascículos.

Tendrás que ser capaz de cuantificar tu fatiga. Te voy a definir aquí “fatiga” como el número de vueltas al circuíto de carreras que le faltan a tu máquina para que rompas alguna pieza de esas que vienen de Alemania. Nos entendemos, ¿verdad?

Existen cantidad de métodos, ecuaciones, métricas y gráficas distintas que entre unos y otros te van a vender como las mejores para que calcules tu grado de fatiga e incluso predigas tu rendimiento a meses vista. Hay que reconocer que como método de marketing es atractivo, y sin negar cierto grado de evidencia en todas ellas absolutamente todas adolecen de problemas de individualización que deben ser correctamente detectados y corregidos por tu entrenador.

Los kilómetros recorridos, el Trainning Stress Score, lo kilojulios o la variabilidad de la frecuencia cardíaca son métodos que tienen demostrada su validez, pero como ser humano cuentas con un sistema tremendamente complejo desarrollado durante miles de años y con un grado de infalibilidad infinitamente superior: se llama cansancio.

El dolor muscular, las ganas de entrenar, la calidad del sueño, las variaciones en el ciclo menstrual o incluso los cambios de humor son distintos pilotos en tu centro de mando que te van a indicar tu estado de entrenamiento mucho mejor que cualquier algoritmo que te quieran vender.

Diego Hilgemberg, Clint Bellenger y Fabiana Andrade acaban de publicar en Journal of sports sciences el siguiente ensayo en el que compararon distintos modos de prescripción de entrenamiento en deportistas recreativos:

“Individually guided training prescription by heart rate variability and self-reported measure of stress tolerance in recreational runners: Effects on endurance performance”. (Individually guided training prescription by heart rate variability and self-reported measure of stress tolerance in recreational runners: Effects on endurance performance - PubMed (nih.gov)).

Os resultados do ensaio suxiren mellores resultados no adestramento guiado polas propias percepcións do atleta fronte ó adestramento predefinido e tamén fronte ó adestramento guiado pola variabilidade da frecuencia cardíaca.

Tus percepciones subjetivas pueden ser la mejor herramiento en la predicción de la fatiga y control de la carga de entrenamiento, pero no será tan sencillo, tu organismo no habla gallego, ni castellano, ni inglés. Y esto conecta de nuevo con todo cuanto te vengo tratando de contar desde que comencé a compartir contigo A NAVALLA DE BOTIS.

Profundizaremos algo más en el próximo fascículo.

¡Nos leemos aquí y nos saludamos en la carretera!

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